Mientras tanto, en algún lugar del océano, en el interior de una extraña roca negra, algo se estremecía.
Ese “algo” tenía vida propia, tenía inteligencia, ese algo era una nueva esencia, un nuevo dios, que estaba hecho de caos, disputas, oscuridad, destrucción y maldad…
Aunque eso…él, o ella… no lo sabría hasta bastante tiempo después. -¿Hola…?_preguntó la esencia._ ¿Hay alguien ahí…?
Solo obtuvo el silencio por respuesta.
Parecía que estaba sola en aquel lugar nuevo para ella.
Completamente sola.
Pero ella no sabía, si eso era bueno o malo.
-¿Hola…? ¿Hay alguien ahí…?_repitió._ ¿Dónde estoy…?
Estaba asustada, muy asustada. Pero era lógico, acababa de llegar al mundo, por llamarlo de alguna forma de nacer. Eso, si un dios puede nacer.
Y lo único que encontraba en aquel extraño mundo, era, un lugar demasiado pequeño para que su esencia se pudiera sentir cómoda.
-¿Es esto el universo…?_pensó en voz alta.
Lo dudaba mucho. Siempre se lo había imaginado, de otra forma, no sé, más amplio y también con más seres como ella, aunque no exactamente iguales. Eso ya sabía que era imposible.
Pero… ¿Y si no lo era…? ¿Dónde estaba…? ¿Por qué estaba sola…? ¿Por qué estaba ahí…?. Y lo más importante… ¿Cómo lograría salir de ahí…?
Ya tendría tiempo para resolver aquellas cuestiones, se dijo.
Porque de momento no se encontraba demasiado animada para, ni siquiera, intentar descubrir la solución para aquellos enigmas.
Así que se acomodó tanto como pudo (si eso lo puede hacer un dios), y se limitó a pensar.
A pensar en cualquier cosa que no tuviera que ver con su extraño paradero, ni con el motivo de su extraña situación.
Así estuvo bastante tiempo, en ese extraño letargo, recuperando fuerzas. No sabría decir cuanto tiempo estuvo así, quizás meses, o años, o incluso décadas.
Y siguió así hasta que su esencia se fortaleció lo suficiente, como para que no sintiera débil e indefensa ante el mundo, y ante los secretos que este le aguardaba.
Y solo cuando pensó que había recuperado suficiente energía, solo entonces, comenzó a pensar sobre las dudas que corroían su alma.
Tras varias décadas de pensamientos, llegó a una única conclusión, que aunque fuese dura de admitir, era la única posible.
No estaba en el universo, no.
Si no que estaba en una especie de prisión. Lo más seguro es que fuese dentro de algún objeto sin vida propia, pero hecho de un material capaz de encerrar toda su energía.
Sobre la razón por la cual estaba presa, no tenía ni la más remota idea, y sobre la forma en la que podría salir de ahí, tampoco, aunque tenía una idea, no estaba muy segura de ella, pero al menos, era una idea.
Quizás tras varios intentos, (tantos que tardaría siglos), la prisión se debilitase, y por fin, después de otros intentos cediese, y ella pudiera salir de ahí y ser libre, como siempre había querido.
Tras haber averiguado esa información tan útil, la Esencia, estaba eufórica por sus grandes hallazgos, y está impaciente por debilitar las paredes de su celda.
Pero de repente, mientras está celebrando sus descubrimientos, la asalta una duda…
¿Cómo lo tendría que hacer?,¿Tendría que ir utilizando sus energías poco a poco para no cansarse demasiado…?o, por el contrario…¿Debería gastarlas todas de una vez, recuperar fuerzas, y volver otra vez a la carga…?
Tras dudar varias veces entre una u otra opción, se decide por la segunda.
Pasan meses, años, décadas, siglos e incluso algún que otro milenio, después de que haya tomado aquella decisión y la Esencia cansada y agotada de tanto esfuerzo, se siente tentada a dejarlo.
-Solo una vez más_ se dice.
Y lo vuelve a intentar…No pasa nada.
Y ella, ya está agotada de tanto esfuerzo, y se va a asentar, alicaída, en algún lugar de su prisión, a pensar y a descansar. Cuando, de repente algo la alumbra, parece un rayo de un sol que tímidamente, se va asomando por el horizonte. Y la esencia, mira hacia arriba y lo que ve, la sorprende increíblemente.
¡¡¡UN RAYO DE LUZ!!!
Pero… ¿Qué es ese líquido que entra?, se pregunta al principio, pero la verdad es que… le da igual, exactamente igual.
Tras varios milenios encarcelada en esa prisión, de la que ahora solo queda una piedra negra, con forma hexagonal y resquebrajada a la que tiempo después llamarían La Piedra de Erea o la Roca Maldita.
Tras varios milenios de agobios, la Esencia se siente libre…libre por fin.
-¡¡¡¡¡LIIIIBREEEE!!!!!_grita, eufórica._:
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ LIBREEEEEEEEEEEE…!!!!!!!!!!!!