
sigo esperando,
a que ese niño,
salte en el charco,
y a que las hojas,
dejan ya de caer,
de los tristes árboles,
empieza a llover.
Donde puedo me cobijo,
con el pelo ya empapado.
Donde puedo me cobijo,
de un muy probable constipado.
Me paro y me pregunto,
donde habrán quedado esos tiempos,
donde alegres estábamos,
jugando y riendo.
Pienso en aquellas tardes de otoño,
he incluso de invierno.
Donde contentos estábamos bajo la lluvia,
saltando y corriendo.
Mas esto ya da igual,
yo me lamento.
Ya no hay marcha atrás,
ya han pasado esos tiempos.
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